viernes, diciembre 29, 2006

Lo que el año se llevó

Sí, sé que no es muy original, sobre todo con el cuento del estreno de la película y todo, pero bueno, esto no es un concurso de creatividad. De hecho, el título como que funca bastante. Estaba leyendo por ahí, y resulta que es poca la gente en el mundo que celebra la llegada del Año Nuevo. Hay gente que celebra la partida del Año Viejo; interesante.

Algunos le dan la bienvenida a lo que viene, otros despiden lo que ya pasó. Repito: muy interesante.

Por supuesto, ahora viene la vuelta de tuerca para mi reflexión bloggera del día: a qué le doy la bienvenida esta vez. Y de qué me despido esta vez, también. En realidad, para serles brutalmente honesto, no lo he pensado. En serio. De qué cuernos me despido esta vez. Hmmm.

De la dependencia, creo. No sé, creo que todo esto es como el cuento de los roles y los disfraces. Para el que no entienda, mis amigos y yo solíamos chacotear con eso de los roles cuando estábamos en los últimos años de la carrera. Llegaba alguien de atender a un paciente y se cambiaba de ropa para poder sentarse en el pasto de la universidad a tomarse una cerveza. Entonces pasaba de "pitufo psicoterapeuta" a "pitufo atorrante", "pitufo borracho", "pitufo guitarrista", en fin, lo que se les ocurra. Había de todo.

Este año fui varios roles. La primera mitad del año podría definirla como los días del guerrero. O del artesano, no lo tengo muy claro. Fue una prueba de temple, la tesis, todo eso. Es algo de lo que, a estas alturas del partido, me despido con mucha alegría. Claro, cómo no; gané. La segunda mitad del año podría llamarse los días del herrero. Esperando y forjando todo el tiempo. Otra prueba de temple, bastante menos cinética pero igualmente intensa.

Hay otra cosa. Se me había olvidado, pero es muy importante. Tengo un poco botados a mis amigos.

Pero eso no lo encuentro algo malo. Me explico. Después del limbo universitario en el que estuve metido, cuando al fin termina eso, comienza a faltarme el tiempo; significa que por fin tengo harto que hacer. Lo siento, chiquillos, pero el hecho de que quiera verlos y mágicamente no pueda significa que por fin terminó ese limbo. Y me resulta imposible sentirme mal por eso. Importante aclaración: no es por carrete que me falta el tiempo. De hecho, como que ando con el viejazo en ese tema, así que no malinterpreten, jajaja

En fin. Fue un buen año. Qué diablos, fue un tremendo año. Gente del ciberespacio y del mundo de los átomos, les deseo un 2007 como mi 2006. Un año en que toda batalla lleva a victoria y en que toda paciencia es recompensada. De la Marce y lo laboral no pienso hablar en esta sección de despedidas: simple, ahí no hay ningún adiós; son pura bienvenida, puro amor, pura alegría, no hay caso. Qué pena más ínfima.

Godspeed, 2006. Fuiste un buen paisaje, uno de los mejores. Bienvenido al álbum de postales del Gran Viaje, mi viaje.

Siéntete como en casa.

jueves, diciembre 28, 2006

A James Brown

Era el baile en esos días de desenfreno
lentejuelas trasnochadas, glamorosas;
aparece en la pantalla en blanco y negro
el recuerdo de mil noches de parranda.

I know you feel good, le digo,
y le escribo un poema.
Allá afuera suena un disco de vinilo.
I know that I would, me contesta,
y vuelve a bailar.

No me mira pero sonríe.

Era el funk en esas noches de jolgorio,
el aplauso de tu público extasiado;
son las velas del Paseo de la Fama,
todo el mundo hoy, bailando en tu velorio.


miércoles, diciembre 20, 2006

Otra vez los sicronismos


Todavía me acuerdo de ese tipo que aparecía en la segunda parte de Matrix. El Merovingio. El tipo en cuestión decía que no existía el azar, que sólo existe la causa y el efecto. Pues bien, sin ánimo de sonar demasiado reduccionista, me declaro absoluta e insoslayablamente de acuerdo. La casualidad no existe.

Cresta, otro sabiondo más, dirán algunos.


Lo que pasa es que se acaba de ir un amigo. Fue uno de esos carretes que de carrete tienen poco y de psicoterapia, bastante. Claro, un par de vasos de destilado de cebada pueden tener alguna participación en el cuento, pero en fin. El cuento es que entremedio de toda la parafernalia tallística, las fotos viejas y los comentarios ácidos de actualidad, salió al ruedo algo que me dejó pensando. Lo que le hacen los años a uno. Nosotros estuvimos de acuerdo en que existe una cosa en común para los dos.

La vida lo refuta constantemente a uno. Yo, a mis 18 tiernos, alcohólicos e inocentes años, creía saber bastantes cosas. Ahora me miro en las fotos y me muero de la risa. "Pobre huevón, no teniai' idea", me digo. Lo mismo pasaba con mi compadre. Si hay algo que tenemos en común, es que con el pasar del tiempo la sensación de que la vida se rige por un mecanismo inmensamente superior a la propia comprensión, es cada vez mayor.

Esta es la parte del libreto en que ustedes se preguntan "qué diablos tomó este loco". Bueno, me explico. Hace unos cuantos días tenía que salir temprano de la casa. Harto que hacer. En fin, me arreglé, y estaba listo. Pero de alguna manera me sorprendí haciendo cualquier tontera, postergando mi salida sin razón alguna. Me enojé. "Yapo', pastel, qué te pasa". Lo más irritante es que eso me pasó varias veces; no había caso, me saboteaba la salida de mil formas. Hasta que llamó un amigo del que no sabía hace años, me preguntó cómo estaba, y aquí estoy, haciendo un trabajo (temporal, pero trabajo al fin y al cabo) que me encanta. Música y psicología en una sola tarea, genial.

Aquí viene la parte peliaguda. ¿Habré "sentido", de alguna forma, que algo tenía que pasar? Y si no, ¿qué fue lo que hizo que me resistiera a hacer algo que -oh, coincidencia- era incompatible con algo que yo necesitaba que ocurriera? ¿Cómo se explica?

Esto es lo que concluyo, una vez más. Las cosas tienen un propósito. Y respondemos a ese propósito. Y el hecho de que podamos (o no) comprenderlo, no tiene ninguna
repito, ninguna
relación con la existencia o no existencia de ese propósito. Existe, independiente de que podamos o no comprenderlo.

Fe en el pulento, le llaman algunos.
Humildad frente a lo inmenso, le llamo yo.

Salud.

lunes, diciembre 11, 2006

Ironías de la vida

jajajajajajajajajajaja y en el día de los dere- jajajajajajajaja de los derechos huma- jajajajajajajajajajajaja puta el viejo jajajajajajaja de vergüenza te moriste po' viejo jajajajajajajaja pero como morirse el dia de los derechos humanos!! puta que la cag- jajajajajajaja el muy bestia jajajajajaja

domingo, diciembre 10, 2006

Efemérides

No me caracterizo por ser una persona que se meta en temas de política. Tampoco por ser el tipo más informado de la faz de la tierra. De hecho, tengo que reconocer que, societalmente hablando, soy un poquitín indolente. No salgo a protestar. Meto pocas monedas en las colectas. No estoy en un partido. Gracias al cielo, me he dado cuenta de que soy una buena influencia para quien sea que está cerca mío (me siento bastante orgulloso de eso; reparto buena onda), así que ese pensamiento me hace sentirme un poco menos podrido cuando llega la hora de las cuentas.

Pero hoy murió el viejo. Y aunque soy un tipo más bien indolente, aunque no estoy inscrito en un partido, aunque no eleve pancartas, igual me llegó. Cobré de un zopetón la conciencia de la historia, de mi país (el nombre) y de mi país (la gente). Y de que tengo algo que decir.

Somos primates, gente; somos el último invento de la naturaleza. No fuimos criados con dientes de sable ni piel con escamas, no medimos quince metros ni tenemos cuatro hileras de dientes. La razón de nuestro éxito es otra; es la colaboración. Uno corta las ramas, otro las pule, otro desgasta los huesos y otro arma las lanzas. En patota matamos al mamut.

Hoy murió el viejo. Pena para unos, gloria para otros, lo único que no está sometido a debate es que el viejo está más helado a cada minuto que pasa. Y que en algunos días se va a poner hediondo. Y en algunos meses más va a ser excremento de gusano. ¿Qué tiene que ver esto, cuál es la relación entre todas estas cosas?

Que el viejo se olvidó de un detalle. Somos primates, pero también somos algo más. Tenemos memoria. Okey, mala memoria, pero memoria al fin y al cabo. Las personas trascendemos en virtud de lo que hacemos en la vida, entre nuestros semejantes. Como decía David Franzoni en el guión de Gladiator: "lo que hacemos aquí en la tierra, tiene eco en la eternidad". Pues resulta, viejo, que te olvidaste de un detalle. La memoria aumenta con el cariño. Nadie recuerda el nombre del centurión que azotó al nazareno.

Ver las noticias me recuerda el discurso de Kennedy. "Nuestro mayor interés en común es que todos habitamos este pequeño planeta. Todos respiramos el mismo aire. Todos abrigamos un futuro para nuestros hijos. Y todos somos mortales". El viejo se olvidó de eso. Claro, alguien podría decirme que en una de esas el tema le importaba un rábano (y es probable que tenga razón), pero igual existe otro detalle: tenemos nombre. Y se lo heredamos a nuestra prole. Y si nuestra forma de trascender es oscura, nuestro nombre y el de nuestros hijos serán teñidos por esa forma de trascendencia.

Tengo televisión por cable. ¿Ustedes creen que algún canal internacional se arrugó o carraspeó antes de llamarlo dictador? Ninguno, gente. Ninguno. Estamos de acuerdo en que ver algo muy de cerca puede hacer borrosa nuestra visión, pero no caigamos en la hipermetropía societal de llorarlo. El fue una de las personas que no sólo olvidó que todos tenemos en común que habitamos este pequeño planeta, que respiramos el mismo aire, sino que cometió el sacrilegio de estar orgulloso de ello. Y el de incitar a otros a que también lo olviden.

Te tengo malas noticias, viejo. Serás recordado por los carteles con fotos de carnet. Serás recordado por todo el dolor de las mujeres que clamaron tu nombre buscando una explicación. Y lo peor de todo, tus hijos y tus nietos cargarán con esa trascendencia maldita, la del que hizo guerra sin gloria. La del que pidió lástima para no hacerse responsable. La del capitán que no se hundió con su barco. Yo, en tu lugar, rogaría por olvido, ahora que no hay más que gusanos en tu agenda.

Se murió el viejo. Yo, personalmente, estoy contento. ¿Saben por qué? Porque ahora es tiempo de dar vuelta la hoja. El viejo ya no está para el debate de si fue o no fue, si está viejo o no está viejo. Ahora toca el turno de olvidar, en el caso de los que no pueden lidiar con la idea de que el viejo vive bien y sin culpa. Ahora toca el turno del perdón, para aquellos que sufrieron en su nombre. Y ahora toca el turno, para aquellos que no sangramos en esa lid, de hacer un nuevo mantel, de tejer una nueva bandera. Una que no esté manchada con esa mancha de la duda, del rencor, de las rencillas privadas. Es el turno de trascender como él no trascendió.

Hola, Chile.

Tú y yo vamos a seguir rastros nuevos.

lunes, diciembre 04, 2006

Preguntas vitales, y otras no tanto

¿Qué se dice cuando el año se acaba?
¿Qué se dice cuando el lisiado se pone de pie?
¿Qué se dice cuando el viejo se muere antes de morir?
¿Qué se dice cuando tu país, paso a paso, año a año, comienza a dar señales de que por fin, por Dios, por la re-madre patria, por la cresta, empieza a sanar?

¿Qué se dice cuando la vida se abre camino?

Nada, pues; se celebra. En silencio, en compañía, en la preciosa soledad de la noche, se agradece por la tarea cumplida, por la recompensa recibida, por el ciclo cerrado. Por los amigos, los no tanto, por las buenas noticias, por las buenas intenciones. Y por el extático espectáculo de la vida abriéndose camino a través de uno, de la primavera, del diario, del teléfono, de los besos, de los almuerzos familiares, de los brindis y los antiácidos dominicales.

Buenos días, planeta Tierra. Hoy es diciembre, hoy es lunes.

miércoles, noviembre 29, 2006

Electro-experimentos

Y así con la tecnología. El cuento evoluciona, el poder lentamente se traspasa a la gente. Algo comunacho el comentario, pero ocurre que es verdad. Qué le vamos a hacer. Si alguien es muy momio, reclamos a la tecnología del open-source y demás fauna.

Me enteré del asuntillo de las Google-pages. "Mish", dije yo. Bueno, para los que no saben, el cuento consiste en que si tienes una cuenta de Google, puedes acceder a algo más que a una casilla de mail. También puedes tener a tu disposición una planilla de cálculo, una agenda, un calendario (todavía espero el parche pa' poner minas en pelota, como en los talleres mecánicos de antaño, jajaja), y un muy conveniente cupo para hacer tu propia página. Lo único que falta es que Google saque un servicio de sacado-de-flatitos. Nada que decir; en tres palabras, es-pec-tacular.

Así que me hice mi página. No sé qué opinen ustedes, pero encuentro que me quedó bastante digna. Por no decir que encuentro que me quedó genial. Un poco de cerca la recomendación, pero como decía Miguel de Unamuno, "perdonen que me cite, pero soy el tipo que tengo más a la mano". Y así con la cosa. Dejo el link ahí al lado, entre los parques que vale la pena visitar. Doy por iniciado The Aldo Project.

No se admiten reclamos. La red es amplia.

Enjoy.

miércoles, noviembre 08, 2006

Postales viejas, postales nuevas


Alguna vez hablé sobre lo que suelo denominar el homo basicus. Pues como me defino un homo anti-basicus por antonomasia (para bien y para mal), aquí van un par de cosas que me dejaron pensando:


Esta vieja ciudad ha sido hogar desde que yo recuerde
y aquí estará después que me hay ido.

A un lado y al otro, échale una mirada.
Aunque venida a menos, te llevo hasta en los huesos.


-The Michael Stanley Band.



¿Qué buscas, viejo amigo?
Después de tantos años, a qué vienes

con sueños que albergaste
bajo cielos ajenos

muy lejos de tu tierra.


-George Seferis.

jueves, noviembre 02, 2006

Que quede constancia

Hola, blog. Long time, no see.

Vengo a consignar que no tengo nada en particular que escribir. Lo que es una excelente noticia, porque significa que la vida va bien. Nada que comentar, nada que desahogar, nada que preguntarse existencialmente, nada de nada. Osea, mucho que contar, pero no mucho que postear. Qué bien.

Alguno de estos días quizás posteo mis peripecias como profe... son re fomes, pero a mi me gustan, jejeje

Ad Augusta per Angosta

lunes, septiembre 18, 2006

¿Qué brindas cuando brindas?


Y así con el 18. El orador de turno haciendo retumbar el discurso de turno en el salón de turno, mientras los comensales de turno hacen como que escuchan, y el orador hace como que lo están escuchando. Que la independencia, que la fecha histórica, que los próceres de la patria, mientras cuatro filas más atrás el discurso que realmente ocurre es el de

-entonces lo dejamos en tres lucas por cabeza y cada uno lleva su ensalada po'; hay que comprar posta negra
-qué, querí' hacer bistec?

-no po' wn', pa'l asado, esa carne es rica

y suma y sigue.

Por mil puntos y un pasaje al Intercriminal de La Reina: ¿quién se acuerda de la declaración de independencia de la incipiente (en ese entonces) República de Chile del 18 del 9 de 1810, por ahí por el 15 o 16 de septiembre?

Probablemente muy pocos. De hecho, digo "muy pocos", solamente para que nadie levante la ceja. Claro, entremedio de tanta boleta de supermercado y encargo de choripanes, no faltará el ex-estudiante aplicado, mateo
(de toro y zambrano, creo que era)
de corazón, que sí celebra lo que se dice que se celebra. Pero son los menos. Lo que nos lleva a otra pregunta: entonces ¿qué cuernos celebramos?

Que por fin tenemos tiempo para ver a los amigos. Que por fin vamos a descansar. Que por fin podemos darnos el espacio para una resaca como Dios manda. Que por fin vamos a tener tiempo, mi amor, para echarnos a regalonear, y no a descansar porque puta-la-semana-cansadora. ¿Saben? Creo que eso, por abstracto y ridículo que le pueda sonar a alguien, es precisamente el sentido de celebrar las famosas Fiestas Patrias. Tener unos cuantos días para ser chilenísimos, llamar a los amigos, comprar más carne de la necesaria, vivir del exceso y olvidarnos de que somos una nación con un simpático problema de hipoxia. O con un crónico problema de déficit atencional CON hiperactividad, si se ponen rigurosos.

Algunos cambios lingüísticos pertinentes:

-No diga empanada, diga embarrada (cosa de ver la cara de la dueña de casa cuando termina el asado);
-no diga chicha, diga shusha (ahí le ponen el apellido que quieran: "shusha que estoy estresado", "shusha que comí harto", "shusha que salió caro el supermercado wn' oh!!", etc.);
-diga cacho nomás, pero nada que ver con el cuerno que se usa para tomar chicha; sustituya por shusha en el cashito que me metí al ver la panza que creció en sólo cinco días;

He llegado a la conclusión de que eso, mis queridos radioescuchas, es chilenidad. Un montón de primates celebrando en plena ciudad tal como solía hacerse en el campo, añorándolo pero al mismo tiempo sin querer realmente estar ahí. La perfecta y tiernísima esquizofrenia de la nación pseudo-europea hija del arado y el cobre.

Más chilena que los porotos.

jueves, agosto 24, 2006

El rompimiento de la vara

Hay que abrocharse la camisa con una mano.
Resolver el problema de los nueve puntos ayuda también, dicen.
Hay que lavarse los dientes con la otra mano.
También se aconseja lo mismo a la hora de limpiarse el chiquitín cacú
jajajajaja
, entre otras cosas.

Ocurre que esta semana un alumno me preguntó cómo diablos se hace para ser creativo. Claro, la pregunta es más que relevante. No es llegar y poner cara de preescolar y decir "ya, y ahora, voy a ser creativo". Desear tener la actitud sin desarrollar la habilidad que la sustenta es tan ingenuo como pararse en la mitad de una plaza de toros creyendo que el toro no te va a embestir porque eres vegetariano.

Me quedé pensando. Y llegué a la conclusión de que la creatividad es uno de los conceptos más malentendidos del lenguaje cotidiano. Bueno, de partida, tengo que decir que como siempre, el sincronismo existe ya casi como parte de mi rutina diaria, y había visto un par de entrevistas de esas de extras-de-dvd, a dos personas a quienes admiro por su creatividad. Uno de ellos es el viejo juguetón, el Rey Midas, don Steven Spielberg, y el otro es el portento viviente, el nuevo Amadeus, el gran John Williams. Resulta que cada vez que comentan sobre algo por lo que son reconocidos en cuanto a su innovación, el discurso es más o menos el mismo: algo así como quería hacer esto que vi en tal parte, pero decidí ponerle esto otro.

La mayoría de las veces, cuando se nos pone el concepto de creatividad por delante, la imagen que aparece es la de una persona que sencillamente, produce cosas nuevas, así, casi por arte de magia. Pero parece que no es tan así. Me llama la atención la forma de crear de estas dos personas (que no sé a ustedes, pero a mí me parecen fuentes más que confiables, dadas sus credenciales); en ellos y en muchas personas más noto un profundo conocimiento de aquello que hacen (crear desde la nada es una ilusión, lo más probable es que inventes la rueda mil veces), y también una actitud de simplicidad que raya en lo infantil. Interesante.

Como el cuento de la vara. Un compañero de carrera una vez me contaba eso como una especie de "te vamos a poner un tema". Un tipo tenía que hacer pasar una vara por una puerta, y la vara era más ancha que el ancho del dintel. Tampoco cabía a lo alto. La solución era la más simple, más al alcance de un niño que de un adulto. El tipo rompe la vara por la mitad, y pasa de lo más campante. Tarán-tan.

Por eso la lista del principio. Igual que la gente platuda, que dice que la plata llama a la plata, yo digo que la creatividad llama a la creatividad. A hacer las cosas de manera distinta, a mezclar conceptos, a tejer parkas, a hacer helado de pebre. Quién sabe, en una de esas acabo en un extra de un dvd, jajajaja


P.D. Este post fue escrito tipeando con la nariz.

P.D.2. ...plop?

miércoles, agosto 16, 2006

Aplausos y Murphy's (o el surgimiento de la "sientología")


En la puerta del horno se quema el pan, dice la Marce. Corazón, absolutely right. Siempre están pasando esas cosas que llaman imprevistos, que cada día me convenzo más de que de impredecibles no tienen nada. Condoro de uno si no los vio venir.

Bueno, me fue bien con la entrada, jajaja... buenos comentarios; dejo constancia de que no me alcanza ni para ir al supermercado, pero se trata de una buena inversión en currículum. En fin, todo bien por ahí. El problema es el imponderable. Auto que frena, yo que lo esquivo, auto que no alcanza a frenar, topón. Un rápido ejercicio de programación neurolingüística y quedamos en que del horno estoy sacando sólo una buena inversión en currículum. Jajajaja.

¿Era previsible? No, por algo los llaman imprevistos. ¿Era esperable? Quizás. En la puerta del horno se quema el pan, dicen por ahí. Por AIWA será. De todas formas, me intriga mucho eso de los imprevistos-que-se-ven-venir, o de las compensaciones que tiene la vida que, a pesar de no responder a un orden lógico, igual responden a una cierta (y aberrante, claro) lógica.

Así que, mis queridos radioescuchas, en vista de los antecedentes, resuelvo fundar una nueva religión, la sientología. Algo así como la cientología, esa que tiene a Tom Cruise comiendo placentas, pero más centrada en lo interno que en lo paparazzezco. Ríanse nomás. Pero para que vean, les pongo un ejemplo. La sientología es la única religión donde Tinkus (la deidad correspondiente, nombre derivado del chilensis tincada) realmente le habla a los seres terrenales. Hagan la prueba. Conviértanse a la sientología y verán. Por ejemplo, realicen un proyecto. Cuando esté a punto de salir, de repente se darán cuenta de que se están diciendo: "siento que va a quedar la cagada". O "siento que va a salir bacán". Tate. Ahí está la base de la sientología. Tinkus hablando en vivo y en directo a sus feligreses.

Como ven, ésa es la consigna. Esperar lo inesperado. Ver lo invisible. Tener mucho cuidado cuando se tiene una buena racha, porque es muy fácil que se termine. Y tener mucha esperanza cuando se tiene una mala racha... porque también es muy fácil que se termine.

Ave-Tinkus!!



P.D. Otro día predico el Tinkus nuestro que estás en el subconciente. Hoy no tengo tiempo, me tinca que voy a llegar atrasado.

miércoles, agosto 02, 2006

Y así con la cosa


porque cuando cocinas puedes contar cómo lo estás haciendo. Claro, está el cuento de que la masa se hace así, que hay que ponerle no-sé-qué-cosa, que hay que amasarla hasta-que-se-tire-peítos, que después se fríe un anda-tú-a-saber por chorrocientos minutos... etcétera. Harto de qué hablar. Y por supuesto, cuando sirves el plato, los comensales ponen de su parte. Comentarios, consultas, insultos, cejas levantadas, chupadas de bigotes, más etcétera.

El problema es cuando la porquería está en el horno y lleva un buen rato ahí, y está a punto de salir. ¿Han visto algo más parqueado que un cocinero en la puerta del horno contando los segundos del último minuto?

Bueno, así me siento justo ahora. Parqueado como el cocinero. No tengo nada que contar. Osea, podría, pero ya lo he repetido tantas veces que bloguear lo mismo me resulta como el equivalente literario de un suspiro limeño. A la segunda mascada te hostigaste.

Así que no pienso divagar mientras preparo el banquete. El 10 de agosto les cuento cómo me quedó la entrada. Pa'l plato de fondo, falta un poquitito.

Se está dorando.

martes, junio 27, 2006

La ¿necesidad? de "percatarse"

La primera lección de psicología no la recibí en la carrera. La recibí mucho antes. Como los grandes momentos, se quedó en mí a fuerza de no parecer un momento especialmente importante.

Recuerdo un libro mal empastado que hizo las veces de "libro de clases" para el ramo de psicología, en 3º medio. Empezaba bastante mamón, estableciendo la diferencia entre animales y el ser humano. Lo típico. Bueno, lo didáctico es lo que me llamó la atención. Decía que las plantas, sencillamente, viven: reaccionan frente al ambiente en una forma casi pasiva, con un grado de interacción bastante bajo. Los animales, por su parte, estaban un paso más allá. A pesar de no tener pensamiento, así, en la forma en que los seres humanos nos planteamos el concepto, tenían un grado mayor de conciencia. Se dan cuenta. Y por último, los sobrevalorados, vanagloriados y nunca bien ponderados homo sapiens, que llevaban la conciencia un paso más allá aún, al tener una noción de lo que es la conciencia. Se dan cuenta de que se dan cuenta.

Pero a veces no es tan así. Mejor dicho, no es así en todos los casos. Me he topado con toda clase de especímenes, y no todos tienen esa cualidad de darse cuenta de que se dan cuenta. Hagamos un caso. Homo basicus se levanta en la mañana, apaga de un mangazo el despertador, se mira al espejo y ríe al ver la cara de sueño. Luego de la rutina matinal, se entretiene mirando cómo sale el vapor del huevo revuelto que adorna su tostada y comparándola con el vapor que hace lo mismo pero desde la taza de café. Mira la gente caminando por la calle mientras transita por la gran capital rumbo a su trabajo. Pasa ocho horas (tiradito pa' nueve, estamos en Latinoamérica) produciendo para el país de Michelle, interrumpidas por una hora de almuerzo en la que echa la talla entre masticada y masticada con unos cuantos compañeros de trabajo y (si tiene suerte) una que otra compañera de trabajo que puta-que-está-rica pero igual mejor dejarlo así.

Y esa es la mitad más fácil.

Nuevo pique en micro, esta vez homo basicus se entretiene con un payaso en la micro que, como pocos, suelta un par de chistes genuinamente graciosos. Llega al depto, y calienta la comida en el microondas, mientras mira los números del panel cambiar hasta llegar a cero. Se sienta a comer, mientras prende la tele, en el cable están dando E.T., justo en el momento en que el mono de goma levanta el dedo y dice "e-té, teléfono, mi casa". Homo basicus se caga de la risa, puta el mono huevón. Puede volar con un pendejo, manta y bicibleta y no va a poder volar hasta su casa, cambia el canal. Se acuesta y apaga la luz. Mira la luz blanquecina que entra por la ventana durante quince minutos, hasta que se queda dormido.

Conozco bastante gente que vive así. Yo, por lo menos, saco alguna conclusión pseudo-bloguera en cada uno de los puntos seguidos de este relato. Me llama la atención la inmensa diferencia. Y más de alguna vez me he preguntado qué es mejor. Una vez una amiga (que hoy en día está bastante lejos a pesar de vivir cerca) me dijo "ustedes que producen tanto", y se me quedó grabado. Se refería a los artistas.

¿Será nuestra función? ¿Hacer que el relato tenga más páginas, que un pan con huevo tenga significado, que una simple cortina blanca sea "la luz blanquecina que entra por la ventana"?

No me pesquen mucho. Esta es sólo un botón más de otro intercambio de frases que alguna vez escuché; un tipo que estudiaba ingeniería y menospreciaba a quienes estudiaban psicología porque nos encontraba rollentos. El tipo dijo algo así como "y ahí están ustedes, escuchando rollos ajenos por unas míseras chauchas", y el otro le contesta "y ahí están ustedes, creyéndose los dueños del mundo hasta que jubilan, caen en depresión y se convierten en nuestros mejores clientes". Cada uno tiene su propósito. Desde Homo basicus hasta el volado que cree que el poeta es un pequeño dios.

Pastelero a tus pasteles, decía la Violeta. Toda la razón.

martes, junio 13, 2006

En la cola, antes de cambiar mi cheque

Lo más irritante de la existencia es que su naturaleza es opuesta a la naturaleza del deseo.

Y más irritante aún resulta darse cuenta de que ésa es precisamente la gracia.

Diablos.

miércoles, mayo 31, 2006

Del sentido y las intenciones paradójicas


Debo declarar que a veces me da risa y a veces me asombra pensar sobre lo mucho que la gente utiliza su libertad no para ser libre, sino para encadenarse. Para unos, Love is a Wonderful Thing; para otros, el mundo fue y será un porrrrquería, sha lo sé. Claro, hay que reconocer que la vida de Jerry Maguire y la de Judas alcanzan para entender el por qué del inmenso espectro.

Pero aún así.

Estoy escuchando un disco de música céltica, mientras saboreo uno de los últimos momentos de uno de los viajes más grandes que he hecho en mi vida. Un tema en particular, Lament, de Patrick Cassidy, me llega mucho. A pesar del nombre, no creo que el tema sea un lamento. Más bien me tinca que es el equivalente humano del aullido del lobo, con todo el romanticismo decimonónico que esa postal implica. En fin, el cuento es que esta contemplación me recuerda una conversa de vino tinto y jueves en la noche con un amigo. Le estaba mostrando una música muy elocuente a este amigo, y comentándole que me parecía tan lindo el mundo interno de la persona que había creado esa pieza tan sencilla y conmovedora. Me miró con una expresión muy honda (cosa que no le he comentado, pero ya lo voy a hacer, compadre, afírmate), y me dijo "eso es lo que tú quieres creer".

No, eso es lo que a ti te angustia, preferí no decir.

La creencia es algo voluntario. ¿No me creen? Vean películas gringas. Nunca falta el típico personaje que no cree en el amor, no porque realmente lo crea, sino porque apenas crea va a tener que admitir que el amor sencillamente no se le ha aparecido. O el que no cree en Dios porque si llega a creer, va a tener que admitir que no ha sido muy benevolente con él. Vamos por el mundo poniendo creencias en la forma que más nos conviene. Comprenderán por qué mi risa-compasión cada vez que escucho a alguien decir que el-mundo-fue-y-será-una-porrrrrquería-sha-lo-sé. Como si fuera muy objetivo.

Claro, yo tampoco. Pero en vista de que mi versión del planeta Tierra la pinto yo, qué más da. Mejor pintarlo con colores que me gusten, ¿no creen?

Cuestión de recetas.

jueves, mayo 11, 2006

Viajes y peregrinaciones


Lista de cosas que irán en la maleta, la gran maleta, cuál maleta, mi maleta*:

-Cinco álbums para fotos; uno por década
-Dos pares de sueños irrealizables
-Un par de sueños frustrados (nunca se sabe si llueve suerte)
-Un corazón curtido
-Linterna (a.k.a. guitarra)
-Diez pares de sorrys (precaución necesaria)
-Mochila de mucho litraje; nunca se sabe con qué se llenará
-Ganas
-Botiquín, repelente de odio y antihistamínico
-Gamulán. Si vas con chaqueta, eres muy obvio; te chaquetean
-V.I.D.A. (verdad, ímpetu, deseo y actitud)
-Brújula
-Pañales (el que no se haya cagado jamás del susto, que levante el trasero)
-Café, mucho café
-Un paquete de empatía
-Una bolsa para ir echando las mañas
-Una mujer, la mujer, cuál mujer, mi mujer*
-Una cajita para las corcheas
-One way ticket a La Felicidad; algo así como la hacienda Toscana, pero que queda un poco más lejos, más cerca
-Velas y September of my years, de Sinatra, para el final del viaje


Les aviso cuando llegue.



*agregar "yeah-yeah's" de rockabilly a gusto

martes, abril 04, 2006

Dramaturgias

La vida es una gran obra de teatro. Tú tienes tus parlamentos. Otros, tienen otros parlamentos. Como hay tantas obras de teatro como vidas existen, cada uno es el protagonista de la propia obra.

No el guionista.

Ergo:

Los parlamentos de los otros son de los otros, no propios.
No escribes el guión; eso lo escribe algo más, o alguien más.
Puedes llamarle Dios, si es que quieres. Yo a veces le llamo música.
El control es una ilusión. Es pega del guionista, no de uno.
La pega de uno es dar la interpretación del siglo.
Gánate el Oscar, ésa es la trascendencia.

Gánate el Oscar.

Gánate el Oscar.

jueves, marzo 16, 2006

Microcuento microerótico

Cual paloma mensajera, una gota eterna de mermelada de frambuesa rueda calle abajo a toda prisa, esquivando los semáforos, mientras ella inocente toma apuntes de una cátedra aburrida. Gota vira hacia la izquierda recorriendo sin descanso los pasillos, mientras él prepara velas aromáticas fantaseando en frambuesa diet. Ella abre el libro sentada entre tantos y lee el soneto a analizar

starry night fulfills my soul
no surprise, i start so sing
thousand quavers on my skin
makes me love you even more

mientras gota abre la puerta sigilosamente sin ser detectada. Cual escriba de viejos tiempos, el sonsonete de la profe suena eterno ahí en la sala. Ella lee. Gota enfila hacia su objetivos, subiendo por la zapatilla de ella y comenzando su trabajo, embadurnando cuanta piel encuentra, desde el pie hasta los aros, rellenando los espacios con aire almizqueño y dulzón de frambuesa diet. Mientras tanto, él escribe, como siempre, como nunca, con la lengua en mermelada, esperando la gran noche, cada noche, el gran canto, cada canto. Él sonríe. Misión cumplida.
Ella también sonríe. Cual paloma mensajera, una pelota eterna de manjar rueda calle arriba a toda prisa, esquivando los semáforos.



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jueves, marzo 09, 2006

Y si no me creen les cuento otra


No sé dónde escuché esa expresión. Bueno, el cuento es que cierto tipo le decía a otro: "sabes, la otra vez me pasó esto, imagínate". El otro no le cree, lo mira con desdén y le dice: "ya, ahora cuéntate una de vaqueros". Fome, pero me reí.

El otro día un amigo me cobró sentimientos porque lo tengo botado. Le dije que estaba a full con la tesis. Siendo mi amigo, claro, está familiarizado con la frase, que yo digo más o menos con frecuencia. Pero parece que no la entendió muy bien, porque me dijo: "ya, cuéntate una de vaqueros". Na' que ver. Compadre, aquí va una de vaqueros.

Ríete ahora, jajajaja


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jueves, marzo 02, 2006

Timing, frenesí, paz-ciencia y otras hierbas

Alguna vez dejé pendiente una entrada sobre el concepto de timing. Es que me gusta el concepto. Pues resulta que en un minuto como éste me resulta muy apropiado hablar de eso. No sé, siento que las cosas confluyen por estos días. No sé exactamente qué cosas, ni sé exactamente cuántas. Pero de que confluyen, damn sure they do.

Estos días van a ser frenéticos. Mucho que hacer, y poco tiempo. A veces las cosas que ocurren dependen de lo que hagamos, otras veces dependen de cosas que hicimos hace mucho tiempo atrás. La mayoría de las veces, es una combinatoria de ambas. Claro, así es la vida, toda una gourmet. Bien aliñada. Me acuerdo cuando mis amigos del colegio (la mayoría más cuadrados que un dado, todos ingenieros) se quejaban de los Cálculos I, Cálculos II y ad infinitum (porque por la cresta que se los echan seguido). Más de alguno preguntaba mirando al techo de qué diablos le servía resolver tanta ecuación tan abstracta, siendo que la ingeniería es lo más pragmático que ha parido el intelecto humano. Bueno, lo decían con otras palabras, pero la idea no es llenar el blog con la sarta de puteadas más profusa de la lengua española. En fin, el cuento es que pasó el tiempo. Y por supuesto, lentamente la gente comienza a desdecirse. Quizás no era la ecuación lo que importaba, sino la manera de pensar que resolver esas ecuaciones implicaba. A pito de qué todo esto. Bueno, resulta que es precisamente el tiempo el que da la claridad acerca del propósito de muchas de las cosas que ocurren en la vida, y que en su momento parecían no tenerlo. Hay que estar alerta.

Me he sorprendido a mí mismo recordando conversaciones pasadas, ahora último. También cosas que memoricé, sin proponérmelo. Las piezas se ordenan, viene el mate. I can feel it. Por mi parte, cumplo con estar alerta. Estos días van a ser muy, pero muy frenéticos. Y aunque parezca que no hay tiempo, la paz-ciencia es necesaria.

Un botón. Esta es una canción que hice hace años, y que grabé hace un par. Cada vez que pienso en estas cosas termino tarareándola, precisamente porque compuse las dos primeras estrofas y el coro y quedé trancado; la última estrofa llegó a mi mente sólo un año y medio después, cuando el propósito de la canción me fue revelado. Otra razón más para confiar en el guionista.



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martes, febrero 28, 2006

Descubrimientos

Y asi comienza la cosa. Como tantos, como siempre. Con una conversa casual, de esas de agua de manzanilla después de un almuerzo contundente. Dominguero. De esas de casa de madera y viento de playa. Comienza marzo, y comienza la recta final. El famosillo documento entra en su última etapa, sus últimos estertores antes del champañazo y los vítores. Y yo paseándome por este tercer planeta con una sensación cada vez menos parecida a la de ser una cebra, y cada vez más parecida a la de ser un león. Pero al mismo tiempo, no. Porque no soy de esos. Mi poder no viene de eso, yo voy por el tercer planeta con corcheas, no con garras. Es otro poder.

Buena pregunta. Qué es el poder.

El otro día (mientras tenía esa conversación de casa de madera y viento de playa) se me acercó un perro. Un calleja, de esos con cola curva y pelaje tosco. En medio de la conversa había salido el tema de los documentales del Discovery Channel, de lo grandioso que era la evolución, y etcétera. Y me sorprendí a mí mismo pensando sobre el poder. Este perro no es una amenaza para mí, mide menos de cuarenta centímetros de alzada, lo pateo cuando quiero. Pero no, él logra imponerse, misteriosamente. Y hace que yo no sólo no lo "deprede", sino que vele por él. ¿Por qué?

Porque es poderosísimo. No porque tenga dientes y garras, sino porque tiene ojos tiernos. Es otro tipo de poder. El muy huevón me meneó la cola, me puso cara de Village y me ganó, me compró barato y terminé haciéndole cariño y poniéndole caritas bonachonas por un tiempo que (como en vacaciones no hay reloj) estimo en una lata y media de Brahma.

Alguna vez pensé que el poder venía del miedo. Claro, el presidente (o la presidenta, si actualizamos el comentario, jeje) puede dejarme en la pobreza más absoluta tan sólo estampando su firma en un papel. No lo hace, pero podría. Tiene poder. El soldado con su fusil no me dispara, pero podría. Tiene poder sobre mí. El profesor en el colegio que puede ponerle una anotación negativa a un alumno también tiene poder. Pero no es sólo eso; también hay otro poder, que también viene del miedo, pero al mismo tiempo no gravita en torno a eso. Mis amigos tienen poder sobre mí, por ejemplo. Porque los quiero. Porque deseo su compañía y su apoyo. Es otro tipo de poder; claro, alguien podría argumentar
(poderosamente)
que el miedo a perder esos vínculos también es el quid del asunto, pero no siento que ése sea el punto. Esos otros poderes no son externos; son concedidos. Yo soy el que les da poder a mis seres queridos. ¿Cómo? Mediante el acto de quererlos. Eso les da poder. Mediante el proceso de permitirme ser permeable a su ser, les otorgo poder, los hago importantes para mí, y en la medida que son importantes, tuerzo mi camino para que el suyo siga junto al mío. Eso, mis queridos conciudadanos del mundo, es poder.

Dedicado a la Vía Lactea de la noche del domingo, a la tele en blanco y negro y a los "pollos de mar". Dedicado al inmenso poder que, feliz, te doy sobre mí. Espero que te haya gustado el regalo que te compuse.

Eloi.



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miércoles, febrero 08, 2006

Mistral y sus reinas (o "Ian Malcolm v2.0")

Iba a empezar diciendo que me acordaba de algo que había leído, pero en este minuto me acuerdo de tantas cosas que ya no sé por dónde empezar. Lo que, para variar, no tiene relación alguna con dónde voy a terminar.

Se casó la Negra. Claro, como tantos otros. Claro, cómo no se iba a casar. Claro, qué tiene de especial, era que no. Pero no. Hay más, hay muchísimo más. Me quedo pensando. Ese estado de contemplación al presenciar (o sencillamente, enterarme) lo mucho que la vida se abre camino, y de cómo las personas transitan por sus propios caminos, que a veces nos separan, otras nos juntan, pero que siempre nos hacen más libres, para bien y para mal. Gracias Malcolm por frase concedida.

Me acuerdo de la sensación (o me acuerdo de los momentos, porque la sensación la estoy experimentando) de leer a Gabriela, "todas íbamos a ser reinas". Es como un árbol; todos partimos tan parecidos... todos hablando las mismas pelotudeces, todos gateando, todos aprendiendo a "hacer un viejito", todos yendo con cara de estupor, por primera vez, al jardín. Pero luego, la vida se abre camino. Algunos taquilla, otros pernos; algunos científicos, otros humanistas; algunos ven Mekano, otros Tolerancia Cero. Se casó la Negra. Otros no se casan. Otros no se casan, y están felices. Otros no se casan tampoco, pero no están felices con eso. Y otros (muy triste, eso sí) dicen que no se quieren casar, pero no desean otra cosa. Y tampoco lo confesarían ni en el potro de tortura. Los caminos de las personas... qué loco. Qué grande, mejor dicho. Eso. Qué grandeza. Se me viene a la mente la imagen de las viejas de "A League of their Own", jugando béisbol al son de Madonna y su "This used to be my playground".

La vida se abre camino. Y hay que estar atento, para ponerse en su camino, para que a uno lo pille, lo alcance, lo arrolle, lo envuelva, lo atropelle y lo meta en la vorágine más preciosa y épica que puede existir. La de la vida abriéndose camino a través de uno.

Un abrazo, negrita. Mis felicitaciones más sentidas. Me alegro tanto por ti, que te voy a prestar una canción mía, para que se la cantes al "chanchi". Pero prestada nomás, porque la estoy cantando por estos días, jajaja... Si me quieres dejar un comentario diciéndome que te gustó, wellcome. Si no, te jodes, jajajaja

Enjoy.


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domingo, enero 29, 2006

Las otras postales del gran viaje

La gran paradoja de componer es el cuento calidad versus cantidad. Me refiero a lo que se expresa. No es como escribir palabras, que en unos minutos uno tiene un par de páginas de texto. La música se hace más lento, pero expresa con tanta (o más, en mi caso) vehemencia lo que se quiere decir. Precisamente porque puede adentrarse donde ya no hay palabras, donde uno sencillamente hizo corto circuito y se encoge de hombros. Puede contar lo que ocurre en el reino del silencio.

Esta postal de viaje no es nueva, precisamente, pero es parte de esta última estación. Es el regalo de bodas que le hice a dos amigos muy queridos que se calza-
(perdón)
casaron hace unos meses. Pensé en la sensación que yo podría tener, que ellos podrían tener mirando el álbum de fotos, años después. Algunos de esos amigos ya no están, algunos siguen, tanto que nos cambia el tiempo, esta otra persona ya está bajo tierra, pucha que éramos inocentes, en fin, todas esas cosas que el tiempo va grabando en nuestra conciencia. Y le escribí a esa sensación. De lo grande que es la vida, y de lo mucho que se abre camino.

De lo inmenso del amor, y lo natural que es el olvido.
Y lo trascendente de la memoria.

Neruda, sacúdete en tu cripta.


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miércoles, enero 25, 2006

Cambios de rubro


No sé si a alguien le ha pasado. A veces siento que mi aparente versatilidad no es otra cosa que una hábil treta de mi "sistema" para que la expresividad me dé abasto. Como si uno llegara a la casa con tanta hambre que se come toda la sopa, y como no queda más sopa, seguimos con el arroz frío que hay en un tupperware. ¿Más hambre? ¡¡Pan con mermelada entonces!!

Las palabras me están costando. Lo he venido sintiendo. Llevo bastante tiempo diciendo lo que me ha pasado, sea literal o no; bastante tiempo escribiendo estas bitácoras paralelas. Son muchas palabras.

Pues ocurre que las notas no me están costando. Osea, claro, todo músculo que no se usa se atrofia, y decidí no componer durante el 2005 (salvo dos canciones urgentes y un regalo de bodas). Claro que ha costado un poco. Pero siento que fluye, que no tengo que parir las notas. Salen solas.

Debe ser que ando trayendo tanta vida aquí adentro que las palabras no me dieron abasto. Entonces, la música proveerá. Mientras tanto, hago girar la muñeca y crispo los dedos concentradamente, para darle el upper-cut final a cierto documento que está ya en sus estertores finales. Habrá que postear música en el blog. Qué le vamos a hacer. Gotta do what you gotta do, como dicen las películas.

DoReMiFaSolLaSimiamor
SiLaSolFaMiReDominevigilateme

miércoles, enero 18, 2006

Shhhhhh!! La función ya comenzó!!!

Y así sigue el 2006. Algunas cosas cambian, y otras no. La guitarra suena como siempre, pero como nunca. El pc tiene teclado nuevo, pero hace lo mismo. El futuro, esta vez, se ve energético, vital. El pasado, como siempre, vuelve para ponerle sabor y suspenso a la vida, para cerrarse sobre sí mismo y por fin ocupar su lugar. Las personas de quienes depende mi próximo paso siguen tan burocráticas y complicadas como siempre. La creatividad sigue intacta, pero de algún modo comienza a eclosionar, claro, la musa es un buen aliciente. Corcheas, negras, fusas y demases siguen saliendo a borbotones.

Y así sigue el 2006. Creo que un momento inolvidable de la película, precisamente por lo contradictorio. Por un lado, la sensación de culminación, de haber llegado a casa después de un viaje largo; por otro, el suspenso de no saber si algo que otros hicieron hace años pueda tener repercusiones en mí o no. Y de que eso puede cambiar mis planes bastante.

Como todos los grandes momentos de la vida, contradictorio.

De hecho, hago un brindis. Salud por la vida, por la redención, y salud por el guionista de mi existencia, que en realidad está haciendo un trabajo de antología. Love your work, screenwriter. Me tienes en la punta de la butaca.

¿Me podrían pasar el popcorn, please?

lunes, enero 09, 2006

Getting closer...



Alguien recuerda el primer poema en sepia? Por ahí debe andar... de hecho aquí lo pueden leer. El poema en cuestión está dedicado a un cierre de ciclo bastante inusual que me ocurrió con una persona. Al margen de que me gustaría saber qué ciclo se abre a propósito del cierre de ese otro, me llamó la atención lo profético que hay encerrado ahí.

De qué demonios está hablando, se preguntarán. Un poco más de información en este 18 de noviembre. El cuento es que al final del poema puse algo que habría ameritado una entrada de este blog, por sí sola. Una nota al pie, la explicación del por qué. Por qué sepia. Tiene que ver con la calidez, con esa sensación de hogar, de remembranza. Varias veces he tratado de explicar esa sensación, algunas veces con más éxito que otras. Bueno, esa vez traté de explicar con imágenes, no con palabras. Imaginen mi sorpresa cuando veo este impresionante sincronismo en que una foto tomada por un chiquillo que conocí en un asado me deja en sepia, a mí mismo. Justo en una época en que siento que cada vez me parezco más a lo que quiero ser. Es como si las postales del camino, las del relato, las internas, todas fueran en una misma dirección.

Creo que ahora entiendo a los masones, cuando dicen que no les gusta hablar de Dios con nombre, así, con mayúscula. Le llaman, sencillamente, El Gran Arquitecto. Hay una diferencia entre la foto y mi foto. En la foto sepia, el guitarrista está solo. Yo no, y eso no puede ser más inexplicable, más precioso, menos casual.

Gracias, Gran Arquitecto.

lunes, enero 02, 2006

El ímpetu y la gloria, la vida y el 2006


"Pertenezco al guerrero en el cual el camino antiguo se ha unido al nuevo"

-Katsumoto, en The Last Samurai.