domingo, enero 29, 2006

Las otras postales del gran viaje

La gran paradoja de componer es el cuento calidad versus cantidad. Me refiero a lo que se expresa. No es como escribir palabras, que en unos minutos uno tiene un par de páginas de texto. La música se hace más lento, pero expresa con tanta (o más, en mi caso) vehemencia lo que se quiere decir. Precisamente porque puede adentrarse donde ya no hay palabras, donde uno sencillamente hizo corto circuito y se encoge de hombros. Puede contar lo que ocurre en el reino del silencio.

Esta postal de viaje no es nueva, precisamente, pero es parte de esta última estación. Es el regalo de bodas que le hice a dos amigos muy queridos que se calza-
(perdón)
casaron hace unos meses. Pensé en la sensación que yo podría tener, que ellos podrían tener mirando el álbum de fotos, años después. Algunos de esos amigos ya no están, algunos siguen, tanto que nos cambia el tiempo, esta otra persona ya está bajo tierra, pucha que éramos inocentes, en fin, todas esas cosas que el tiempo va grabando en nuestra conciencia. Y le escribí a esa sensación. De lo grande que es la vida, y de lo mucho que se abre camino.

De lo inmenso del amor, y lo natural que es el olvido.
Y lo trascendente de la memoria.

Neruda, sacúdete en tu cripta.


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miércoles, enero 25, 2006

Cambios de rubro


No sé si a alguien le ha pasado. A veces siento que mi aparente versatilidad no es otra cosa que una hábil treta de mi "sistema" para que la expresividad me dé abasto. Como si uno llegara a la casa con tanta hambre que se come toda la sopa, y como no queda más sopa, seguimos con el arroz frío que hay en un tupperware. ¿Más hambre? ¡¡Pan con mermelada entonces!!

Las palabras me están costando. Lo he venido sintiendo. Llevo bastante tiempo diciendo lo que me ha pasado, sea literal o no; bastante tiempo escribiendo estas bitácoras paralelas. Son muchas palabras.

Pues ocurre que las notas no me están costando. Osea, claro, todo músculo que no se usa se atrofia, y decidí no componer durante el 2005 (salvo dos canciones urgentes y un regalo de bodas). Claro que ha costado un poco. Pero siento que fluye, que no tengo que parir las notas. Salen solas.

Debe ser que ando trayendo tanta vida aquí adentro que las palabras no me dieron abasto. Entonces, la música proveerá. Mientras tanto, hago girar la muñeca y crispo los dedos concentradamente, para darle el upper-cut final a cierto documento que está ya en sus estertores finales. Habrá que postear música en el blog. Qué le vamos a hacer. Gotta do what you gotta do, como dicen las películas.

DoReMiFaSolLaSimiamor
SiLaSolFaMiReDominevigilateme

miércoles, enero 18, 2006

Shhhhhh!! La función ya comenzó!!!

Y así sigue el 2006. Algunas cosas cambian, y otras no. La guitarra suena como siempre, pero como nunca. El pc tiene teclado nuevo, pero hace lo mismo. El futuro, esta vez, se ve energético, vital. El pasado, como siempre, vuelve para ponerle sabor y suspenso a la vida, para cerrarse sobre sí mismo y por fin ocupar su lugar. Las personas de quienes depende mi próximo paso siguen tan burocráticas y complicadas como siempre. La creatividad sigue intacta, pero de algún modo comienza a eclosionar, claro, la musa es un buen aliciente. Corcheas, negras, fusas y demases siguen saliendo a borbotones.

Y así sigue el 2006. Creo que un momento inolvidable de la película, precisamente por lo contradictorio. Por un lado, la sensación de culminación, de haber llegado a casa después de un viaje largo; por otro, el suspenso de no saber si algo que otros hicieron hace años pueda tener repercusiones en mí o no. Y de que eso puede cambiar mis planes bastante.

Como todos los grandes momentos de la vida, contradictorio.

De hecho, hago un brindis. Salud por la vida, por la redención, y salud por el guionista de mi existencia, que en realidad está haciendo un trabajo de antología. Love your work, screenwriter. Me tienes en la punta de la butaca.

¿Me podrían pasar el popcorn, please?

lunes, enero 09, 2006

Getting closer...



Alguien recuerda el primer poema en sepia? Por ahí debe andar... de hecho aquí lo pueden leer. El poema en cuestión está dedicado a un cierre de ciclo bastante inusual que me ocurrió con una persona. Al margen de que me gustaría saber qué ciclo se abre a propósito del cierre de ese otro, me llamó la atención lo profético que hay encerrado ahí.

De qué demonios está hablando, se preguntarán. Un poco más de información en este 18 de noviembre. El cuento es que al final del poema puse algo que habría ameritado una entrada de este blog, por sí sola. Una nota al pie, la explicación del por qué. Por qué sepia. Tiene que ver con la calidez, con esa sensación de hogar, de remembranza. Varias veces he tratado de explicar esa sensación, algunas veces con más éxito que otras. Bueno, esa vez traté de explicar con imágenes, no con palabras. Imaginen mi sorpresa cuando veo este impresionante sincronismo en que una foto tomada por un chiquillo que conocí en un asado me deja en sepia, a mí mismo. Justo en una época en que siento que cada vez me parezco más a lo que quiero ser. Es como si las postales del camino, las del relato, las internas, todas fueran en una misma dirección.

Creo que ahora entiendo a los masones, cuando dicen que no les gusta hablar de Dios con nombre, así, con mayúscula. Le llaman, sencillamente, El Gran Arquitecto. Hay una diferencia entre la foto y mi foto. En la foto sepia, el guitarrista está solo. Yo no, y eso no puede ser más inexplicable, más precioso, menos casual.

Gracias, Gran Arquitecto.

lunes, enero 02, 2006

El ímpetu y la gloria, la vida y el 2006


"Pertenezco al guerrero en el cual el camino antiguo se ha unido al nuevo"

-Katsumoto, en The Last Samurai.