
Buena pregunta. Qué es el poder.
El otro día (mientras tenía esa conversación de casa de madera y viento de playa) se me acercó un perro. Un calleja, de esos con cola curva y pelaje tosco. En medio de la conversa había salido el tema de los documentales del Discovery Channel, de lo grandioso que era la evolución, y etcétera. Y me sorprendí a mí mismo pensando sobre el poder. Este perro no es una amenaza para mí, mide menos de cuarenta centímetros de alzada, lo pateo cuando quiero. Pero no, él logra imponerse, misteriosamente. Y hace que yo no sólo no lo "deprede", sino que vele por él. ¿Por qué?
Porque es poderosísimo. No porque tenga dientes y garras, sino porque tiene ojos tiernos. Es otro tipo de poder. El muy huevón me meneó la cola, me puso cara de Village y me ganó, me compró barato y terminé haciéndole cariño y poniéndole caritas bonachonas por un tiempo que (como en vacaciones no hay reloj)

Alguna vez pensé que el poder venía del miedo. Claro, el presidente (o la presidenta, si actualizamos el comentario, jeje) puede dejarme en la pobreza más absoluta tan sólo estampando su firma en un papel. No lo hace, pero podría. Tiene poder. El soldado con su fusil no me dispara, pero podría. Tiene poder sobre mí. El profesor en el colegio que puede ponerle una anotación negativa a un alumno también tiene poder. Pero no es sólo eso; también hay otro poder, que también viene del miedo, pero al mismo tiempo no gravita en torno a eso. Mis amigos tienen poder sobre mí, por ejemplo. Porque los quiero. Porque deseo su compañía y su apoyo. Es otro tipo de poder; claro, alguien podría argumentar
(poderosamente)
que el miedo a perder esos vínculos también es el quid del asunto, pero no siento que ése sea el punto. Esos otros poderes no son externos; son concedidos. Yo soy el que les da poder a mis seres queridos. ¿Cómo? Mediante el acto de quererlos. Eso les da poder. Mediante el proceso de permitirme ser permeable a su ser, les otorgo poder, los hago importantes para mí, y en la medida que son importantes, tuerzo mi camino para que el suyo siga junto al mío. Eso, mis queridos conciudadanos del mundo, es poder.
Dedicado a la Vía Lactea de la noche del domingo, a la tele en blanco y negro y a los "pollos de mar". Dedicado al inmenso poder que, feliz, te doy sobre mí. Espero que te haya gustado el regalo que te compuse.
Eloi.
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