martes, febrero 28, 2006

Descubrimientos

Y asi comienza la cosa. Como tantos, como siempre. Con una conversa casual, de esas de agua de manzanilla después de un almuerzo contundente. Dominguero. De esas de casa de madera y viento de playa. Comienza marzo, y comienza la recta final. El famosillo documento entra en su última etapa, sus últimos estertores antes del champañazo y los vítores. Y yo paseándome por este tercer planeta con una sensación cada vez menos parecida a la de ser una cebra, y cada vez más parecida a la de ser un león. Pero al mismo tiempo, no. Porque no soy de esos. Mi poder no viene de eso, yo voy por el tercer planeta con corcheas, no con garras. Es otro poder.

Buena pregunta. Qué es el poder.

El otro día (mientras tenía esa conversación de casa de madera y viento de playa) se me acercó un perro. Un calleja, de esos con cola curva y pelaje tosco. En medio de la conversa había salido el tema de los documentales del Discovery Channel, de lo grandioso que era la evolución, y etcétera. Y me sorprendí a mí mismo pensando sobre el poder. Este perro no es una amenaza para mí, mide menos de cuarenta centímetros de alzada, lo pateo cuando quiero. Pero no, él logra imponerse, misteriosamente. Y hace que yo no sólo no lo "deprede", sino que vele por él. ¿Por qué?

Porque es poderosísimo. No porque tenga dientes y garras, sino porque tiene ojos tiernos. Es otro tipo de poder. El muy huevón me meneó la cola, me puso cara de Village y me ganó, me compró barato y terminé haciéndole cariño y poniéndole caritas bonachonas por un tiempo que (como en vacaciones no hay reloj) estimo en una lata y media de Brahma.

Alguna vez pensé que el poder venía del miedo. Claro, el presidente (o la presidenta, si actualizamos el comentario, jeje) puede dejarme en la pobreza más absoluta tan sólo estampando su firma en un papel. No lo hace, pero podría. Tiene poder. El soldado con su fusil no me dispara, pero podría. Tiene poder sobre mí. El profesor en el colegio que puede ponerle una anotación negativa a un alumno también tiene poder. Pero no es sólo eso; también hay otro poder, que también viene del miedo, pero al mismo tiempo no gravita en torno a eso. Mis amigos tienen poder sobre mí, por ejemplo. Porque los quiero. Porque deseo su compañía y su apoyo. Es otro tipo de poder; claro, alguien podría argumentar
(poderosamente)
que el miedo a perder esos vínculos también es el quid del asunto, pero no siento que ése sea el punto. Esos otros poderes no son externos; son concedidos. Yo soy el que les da poder a mis seres queridos. ¿Cómo? Mediante el acto de quererlos. Eso les da poder. Mediante el proceso de permitirme ser permeable a su ser, les otorgo poder, los hago importantes para mí, y en la medida que son importantes, tuerzo mi camino para que el suyo siga junto al mío. Eso, mis queridos conciudadanos del mundo, es poder.

Dedicado a la Vía Lactea de la noche del domingo, a la tele en blanco y negro y a los "pollos de mar". Dedicado al inmenso poder que, feliz, te doy sobre mí. Espero que te haya gustado el regalo que te compuse.

Eloi.



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4 comentarios:

Marce dijo...

El poder se basa en una relación de condiciones desiguales; el poder que tú me concedes, al concedértelo yo también, no sólo se anula sino que se convierte en una relación llena de amor, justicia y consideraciones mutuas. El Coco tenía razón. 1+1 no es 2, sino 3. No es una mezcla de ambos sino un nuevo resultado, diferente y especial.

A la salud de la Vía Láctea, el guerrero que algún día veré en las estrellas y al que estoy viendo forjar su futuro. -Y sí, me encantó el regalo-.

[ Hródric ] dijo...
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Anónimo dijo...

Un perro con cara de Village ¿ Village People ?

Iba a comentar otra cosa a continuación pero la música me transformó. Ese pedazo de existencia transformado en melodía, con reminiscencias italianas, definitivamente me llevó a volar. Ese cúmulo de sentimientos que se dirigen a lo infinito e indisoluble merece mis reverencias. Música apta sólo para sensibilidades especiales.

Un músico vive al lado de mi casa. No sé por qué lo comento. Debe ser que me gusta la música.

Saludos.

Anónimo dijo...

compadrito....nuestras vidas se han torcido bastante y siguen por el mismo lado, por lo que creo que nos vamos a tener que aguantar muchos años más....

Gracias por ser mi partner y entender mi lado camionero...jajajajajaja

Estoy muy feliz con tu felicidad y te echamos de menos por aca...
Un beso grandote,

La princesa de cuentos...