lunes, noviembre 07, 2005

Ad portas

Y aquí estoy de nuevo. En la más paradójica de las fases maníacas. Porque está claro que la hiperkinesia me come vivo, pero la siento con la calma del que camina tranquilamente al paradero sabiendo que va con veinte minutos de margen para llegar a destino.

Qué raro. Sensación nueva. Me pregunto qué sería de mí sin internet banda ancha. En fin, estoy divagando. Son sensaciones nuevas, mezcladas, que tienen nombre en la sangre pero no en el papel; miento... tienen nombre en la guitarra, pero no en el canto.

Aún.

La más distinguible de ellas es una sensación que no sabría como llamarla en una palabra. Es la sensación de estar ad portas. Así, simple, sin apellido. "En las puertas de..." y punto, sin adjetivos calificativos ni advervios circunstanciales de lugar ni tiempo ni pompones de colores ni tiritas de papel ni
(take it easy, damn' it)
nada que se le parezca remotamente.

La sensación más cercana a esa la tuve la primera vez que tuve en brazos a la Saima. Me hicieron pasar al patio, y me ponen una pastorcita alemana de dos meses y medio, y el caballero me dice: "esta es tu perrita". Y yo (en uno de esos "momentos Kodak" que uno tiene, sin darse cuenta) la levanto bien alto y le digo a la cachorrita: "así que tú vas a ser mi mascota. Contigo vamos a pasear la media pila de domingos, así que a ti es la que vamos a querer tanto"...

Algo parecido, creo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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