domingo, noviembre 01, 2009

Notas al pie

Dicen por ahí que el problema no son las heridas, sino cuánto tiempo van a sangrar.

Yo creo que pasa lo mismo con las esperanzas.

Y con las consecuencias.

Y con las decisiones.

1 comentario:

Marce dijo...

A veces logramos sanar nuestras heridas solos, otras necesitamos que nos ayuden. No sólo debemos pedir ayuda sino que permitir que nos ayuden también.

Las esperanzas se mantienen vivas mientras uno sienta que hay motivos poderosos por los que vale la pena esperar.

Las consecuencias siempre varían dependiendo de nuestras acciones, y eso es imposible de adelantar. Y las decisiones... no tienen por qué ser irrevocables.

Si tus decisiones no han logrado las consecuencias que esperabas, se debe seguir intentando y luchando por lo que se quiere y por quienes se ama. Y eso es lo que yo he decidido hacer. ¿Cómo? Siguiendo a mi corazón, lanzándome. Aunque duela.