lunes, diciembre 31, 2007

Al álbum de las postales

Hace mucho tiempo que no escribo en este lugar. Creo que principalmente es porque ya no tengo tiempo, pero también tengo que reconocer que con tanto trabajo mi rutina ha perdido un poco de chispa y se ha vuelto un poco más reiterativa. Mi capacidad de crear cosas también ha menguado un poco, pero eso no me angustia tanto en vista de que no ha sido porque sí. Es que he estado ocupado trascendiendo, y eso no es algo malo.

Inevitable caer en algunas evaluaciones a medida que se queman los últimos cartuchos del año. Claro, con tanta tarjeta y árbol de plástico sobreiluminado, es imposible que no afecte. Folks, creo que lo poco y nada que escriba hoy tiene que ver con eso.

No sé qué opina el resto, pero yo me declaro satisfecho con mi 2007. Efectivamente, como dije alguna vez, este ha sido el año de la forja, del herrero. Como mi corazón está en paz, este año pude dedicarme a construir en otras arenas. ¿Les ha pasado que, en esta época, con tanto abrazo trasnochado y melancolía navideña, caen en la cuenta de que el año en cuestión tuvo un tema determinado? No sé, el año en que aprendí a ser tolerante, el año en que aprendí a ordenar el maldito dinero, el año en que aprendí a estar en familia, el año en que aprendí por fin cómo cresta se juega el sudoku?

Digo, por decir algo. Asunto de cada uno descubrir el tema del 2007 personal.

Cosa que no es menor. Lo que estoy proponiendo es un minuto de examen, a ver si se puede saber, en el silencio de la cabeza apoyada en la cabecera, qué fue lo que me entregó este año. Es la hora de darle una vuelta a la navidad y cambiar un poco el concepto de los ultra trillados regalos. Creo que la pregunta cabrona de fin de año es ésta: ¿qué me regaló este año el tercer planeta? Y quizás más importante aún, ¿qué le regalé yo este año a este pintoresco globo cafeazul que gira en silencio? Ahí es donde todo adquiere otro color. Ahí es donde los llamados por celular, los memorándums, fotocopias, talleres, solicitudes, reuniones, canciones, fiestas, almuerzos dominicales, juntas de fin de año, maratones de películas con los amigos, motelazos de sábado por la noche, tardes de messenger, abdominales de primavera, camisas a medio planchar, cafés de medianoche, poemas existenciales, siestas en cucharita, entradas de blog...

Ahí es donde todo, súbitamente, cobra sentido.

De todo corazón, que hayan tenido un muy buen 2007. El mío fue muy bueno, aprendí mucho sobre los otros, sobre la vida y sobre mí. Señoras y señores, con esta entrada de mi divagador blog doy por archivado el año 2007 dentro de las postales del Gran Viaje. Espero, con toda la espiritualidad que reside en mí, que el próximo año sea tan grande, tan infinito y humilde, tan simple y complejo, tan lleno de vida como el que acabamos de transitar.

Les dejo una canción, para que se hagan una idea de lo que quiero decir. Una de esos rockeros viejos que, a fuerza de vivir, ya saben perfectamente lo que dicen. Los dejo con Slade, y su precioso My oh my.

Gracias, tercer planeta.





Creo en la mujer, Oh mi Dios,
creo en el amo, Oh mi Dios;
¿acaso una mujer no necesita a un hombre?
anda y busca uno, si puedes.
Yo creo en la mujer, Oh mi Dios.

Todos necesitamos alguien con quien hablar, Oh mi Dios,
todos necesitamos alguien con quien hablar, Oh mi Dios;
un hombro en el cual llorar,
llámame, ahí voy a estar.
Todos necesitamos alguien con quien hablar, Oh mi Dios.

Todos necesitamos un montón de afecto, Oh mi Dios,
sí, todo un montón de afecto, Oh mi Dios;
yo te puedo dar una mano,
si no tienes otro plan.
Todos necesitamos algún afecto, Oh mi Dios.

Entonces giremos todos juntos, Oh mi Dios;
podemos girar todos junts, Oh mi Dios,
tú tienes tus propios problemas,
no necesitas enfrentarlos solo;
podemos girar todos junts, Oh mi Dios.

Entonces tiremos todos juntos, Oh mi Dios,
podemos tirar entre todos, Oh mi Dios;
podemos remontar las tormentas
si entre todos lo intentamos;
entonces tiremos entre todos, Oh mi Dios.

jueves, noviembre 01, 2007

Vientos primaverales

Cuántas veces nos hemos topado con el Propósito, así, andando por la calle.
En forma de cartel, en forma de encuentro casual, en forma de llamada perdida en el celular.
Cuántas veces nos hemos topado con el Futuro, así, sin darnos cuenta.
En forma de aviso en el diario, en forma de intuición cervecera, en forma de imagen sepia dibujada en el café matutino.
Cuántas veces nos hemos topado con la Trascendencia, así, como si nada.
En forma de caricia al perro callejero, en forma de documento recién impreso, en forma de uvas cayendo de una parra provinciana.

Cuántas veces, Veritas. Cuántas veces.

sábado, octubre 06, 2007

Ausencia v/s trascendencia

Primavera en mi inconciente y paraíso en pseudo-sueño;
mes de agosto en la memoria y la memoria en una agenda,
una agenda en la mochila y la mochila aquí en mi espalda,
donde el sueño es inconciente y primavera no es agosto.

Mis amigos en la lista y se hace tarde en el trabajo,
Ya no canto en mis labores, ya no soy el mismo de antes.
Ahora viajo con tarjeta y la tarjeta en mi bolsillo,
el bolsillo aquí en mi pecho y mi pecho en otra parte.

Una plaza en rosas blancas, hoja en blanco en la oficina,
la oficina aquí en Santiago y Transantiago en la rutina,
la rutina se hace vida y toda vida trascendencia,
hoy trasciendo en forma extraña y los extraño aquí, en la plaza.

martes, julio 24, 2007

Sublimaciones (o "esas malditas películas")

Las películas nos tienen malcriados.

En las películas se muestra a las personas logrando grandes cosas. Nosotros también queremos lograr grandes cosas en la vida. Hasta ahí, vamos bien. Buen motivo para ver películas. Uno ve al protagonista ahí, tratando de hacer lo suyo, mientras uno aquí, tratando de hacer otro tanto.

El problema son los violines. Los violines y los bronces.

El problema es que la película dura, minutos más, minutos menos, un par de horas. Y en ese tiempo, el tipo te presenta a todo el zoológico de personajes que hacen su historia más creíble, te muestra el embrollo en que se mete, le pone harto esfuerzo, y gana. Bueno, por lo menos en la mayoría. Favor no incluir Siete pecados capitales, de Fincher, o 300, de Miller, en la lista de ejemplos.

Pues resulta que la vida real dura bastante más de dos horas. Y la sensación de hacer grandes cosas, cuando la escala temporal es de miles de horas, es radicalmente diferente. ¿Alguien se ha propuesto aprobar cinco ramos en una universidad escuchando constantemente la fanfarria de Rocky? No creo que resulte, por muy vigorizante que sea la famosa pieza,

-Atención, *kjjjj* atento atento subterráneo, *kjjjj* va bajando un carnet rajado al estacionamiento en caída libre, cambio *kjjjj*

pero ése no es el punto. El asunto es que el concepto de lo épico se diluye entre todo lo que abarca la vida cotidiana. El ímpetu de hacer las cosas, en la vida cotidiana, es bastante más tenue. No por eso menos vital, menos trascendente, pero sí bastante más, ehhh, diluido. Es necesario un empuje extra. Es necesario, no sólo sostener el ímpetu para hacerlo, sino también sostenerlo mientras no lo estamos haciendo. Y eso cuesta. Mantener el tesón mientras se disuelve el té de la bolsa. Mantener el deseo mientras el microbús se bambolea al son de las grietas de las calles. Mantener la voluntad mientras se cierran los párpados, a las tres y tanto.

Crecer.

Lentamente.

Definitivamente.

lunes, julio 09, 2007

La hora de las cuentas

Una de mis postales viejas (y queridas) son mis días del bachillerato, allá en la Usach. Aunque algunos de mis compañeros de esos años, hoy en día, opinan que eso fue más parecido a quinto medio que a alguna experiencia universitaria, yo no digo lo mismo. Aprendí bastante ahí. De hecho, les quiero dejar aquí una de las cosas que me han quedado dando vueltas, con el correr de los años. Resulta que entre los ramos que tuve que bancarme para aprender todo lo que no me daba cuenta que estaba aprendiendo, estaba Economía. Hubo un concepto que me gustó más que los otros.

Costo alternativo, recuerdo que se llamaba.

El famoso concepto dice que, frente a una elección económica, se puede ponderar el valor de cada alternativa por medio de establecer lo que se pierde dejando de lado la otra alternativa. En simple, si estoy indeciso entre ir al cine o al parque, lo único que tengo que hacer para saber qué tanto quiero ir al cine es pensar qué tan bien lo pasaría en el parque. Si después de considerar eso, sigo queriendo ir al cine, entonces ésa es mi lección. Por supuesto, la idea es hacer el mismo ejercicio a la inversa, para tener el panorama completo.

Pregunta preguntosa. ¿Ustedes creen que eso sólo se aplica a decisiones de corte económico? Yo no. Creo que ese concepto, el de costo alternativo, se puede aplicar a toda la vida. Pienso en mis elecciones, y déjenme decirles que me siento buen economista. Me quedo con casi todas las elecciones que he hecho en mi vida.

¿Con todas, todas-todas, así toooodas?
-Bueno, no todas, pero la idea se entiende

¿Y por qué no estudiaste ingeniería comercial entonces?
-Porque soy un fiasco para las matemáticas. Simple.

Osea que la hiciste de oro. No teni' problemas.
-Claro que tengo. Pero son míos, son hijos de mis decisiones.


Son lo que hizo de mí el que soy ahora. Y eso no es malo. Por lo menos, eso es lo que siento, cada vez que me miro al espejo. Incluso despeinado, cansado, con ojeras, cada viernes a las once y media de la noche.

miércoles, junio 27, 2007

Adjetivos clarificativos

Hoy me no-compré una agenda.

La agenda hace que fluya,
la agenda se interpone,
la agenda hace orden,
la agenda hace que huya.

Hoy canté una corchea.

La corchea me libera,
la corchea me aprisiona,
la corchea me trastorna,
la corchea es mi faena.

Hoy soñé con mi futuro.

El futuro nunca llega,
el futuro precipita,
el futuro de mi vida,
el futuro de un poema.

Hoy miré al espejo.

miércoles, junio 13, 2007

Sobre la abnegación

¿Qué es la abnegación?
¿Un valor?
¿Una moda?
¿Un virus?
¿Una forma de ver las cosas, una falta de claridad para detectar el propio egoísmo, más que una pasión, una cuestión de actitud?

Ni lo uno ni lo otro.

Para mí, la abnegación es la incapacidad de asumir que lo que hago por otros lo hago porque hacer algo por otros me hace sentirme bien conmigo mismo. Es otra cara del egoísmo, pero que hace que la imagen mental de todos los profesores de básica (y algunos de media) hagan un gesto de asentimiento. Es una escapatoria al mandato del "c-bueno".

Qué diría el más egoísta de todos.
Qué diría el más altruísta de todos.
Qué diría el súper-yo, si leyera esto.

lunes, mayo 28, 2007

Bifu(a)rcad(i)a

Alguien dijo los caminos
los caminos son imprevisibles.
Alguien dijo decisiones
las decisiones son indelebles.

Alguien dijo, inevitablemente,
yo lo dije, yo lo pre-dije.

Yo lo digo, el camino
el camino no está hecho.
Yo no digo, yo me callo,
es que a veces no decido.

Y es que a veces soy silente,
brindo y canto aún sin voz.
Los caminos, sólo dos.
Ora el sur, ora el norte.

miércoles, mayo 02, 2007

La celeridad de todo

Se supone que cuando uno es joven, tiempo es lo que uno tiene. Claro, cuando se es viejo, currículum es lo que se tiene. Experiencia. Les cuento que, a pesar de no sentirme particularmente viejo, tiempo es lo que me está haciendo falta.

Eso tiene dos lecturas. O por lo menos, son las dos que yo le veo al cuento. La primera es que, independiente de mi sensación, me estoy haciendo viejo. Pero como no me agrada la idea, prefiero quedarme con la segunda. Mi vida va muy rápido. Lo encuentro bastante bueno, pero no deja de tener sus costos. Poco tiempo para estar en pareja, para estar con amigos, para ser y hacer música, poco tiempo para darse cuenta de que se da cuenta, como decía el libro de psicología que tiene la gloriosa culpa de todo. Lo bueno es que no es tiempo perdido; es tiempo trascendente.

El problema es que el costo se resiste a ser revelado hasta que llegue la consecuencia.

martes, abril 10, 2007

El bautismo de fuego

Cita del genial guión escrito por Stallone para Rocky Balboa. Para los que no saben, antes de hacerse famoso por cabeza de músculo, "Sly" tenía un prestigio nada despreciable como guionista. La carrera de muvistar se comió al escritor, pero hay que reconocer que aunque escriba una vez a la década, cuando por fin escribe, escribe del bueno.

"La gente como tú necesita que lo pongan a prueba.
Siempre hay alguien. Siempre.
Y cuando llegue ese día, y encuentres a alguien que te haga frente,
alguien que no corra, que no retroceda y te golpee,
y estés tan cansado que no puedas respirar,
te darás cuenta de que esa situación es buena.
Porque es el bautismo de fuego.
Y cuando atravieses eso, obtendrás el único tipo de respeto que realmente vale la pena en este mundo.
Autorespeto."


No sé qué opinan ustedes, pero yo encuentro que esas palabras son más potentes que cualquier upper-cut de míster Balboa.

Material para pensar.

viernes, marzo 23, 2007

Y que dirían los guerreros

Las palabras.

Porque no hay cosa más poderosa que una palabra.
Porque con una palabra se puede hacer brillar los ojos de treinta, cincuenta, sin-cuenta personas.
Porque una sola palabra, sólo una, se puede fruncir un ceño. Y con un ceño fruncido, se puede hacer un abismo.
Porque con la palabra se puede hacer Eros, y con otra, Tánatos.
Porque las palabras pueden hacer una gran diferencia.
Por eso, y por todo lo que -para variar-, se me olvida, defiendo la importancia de la palabra.

Allá los guerreros y sus armas blancas, negras, tatuadas y esgrimidas.

Yo me quedo con las palabras.

miércoles, marzo 21, 2007

Un consejo cívico-cinematográfico

especialmente dirigido a esos que hacen funcionar cuatro y cinco veces la lengua antes de prender la cabeza. Hay una película de dibujos animados llamada "South Park: longer, bigger and uncut".

Véanla.

Hay una parte en que los gringos se van a la guerra. Debo dejar en constancia que el humor de la película en cuestión no podría ser más ácido. El cuento es que para ir a la guerra, el general encargado de logistics (osea, el de la estrategia, pero en jerga militar anglosajona), salta con un tremendo plan. Nótese la ironía en el "tremendo", porfa. Nada de sentirse atacado si alguien con un digno exceso de melatonina en la piel lee esta entrada.

En fin. Les cuento. La famosa estrategia consiste en dos operaciones. Una se llama operation human shield, "operación escudo humano". Consiste en que los negros del país que están en el ejército cubren el fuego. Osea, amarran a todos los oscuritos a los aviones, tanques, autos y cualquier cosa que pueda sufrir daño, para que primero quede la carnicería pero no se dañe la artillería. Zúper zenzillo. Con "z" de "zopenco".

La otra operación se llama operation get-behind-the-darkies, osea, "operación ponte-detrás-de-los-negritos". Consiste en que todos los blancos se tiran para el fondo, cosa que no les vaya a llegar el fuego enemigo. Súper clever, jajajajaja.

No sé ustedes, pero cada vez que prendo la tele, o estoy en un paradero y veo pasar una micro repleta, me imagino a Zamorano. Y cada vez que me lo imagino, lo encuentro más y más moreno.

¿No les ha pasado?

domingo, marzo 11, 2007

La escalada vital

La vida se hace más grande.
La vida se hace más corta.
La vida se hace más rápida.
La vida se hace más intensa.
La vida, igual que el líquido a través de cualquier tubo, fluye más rápido a medida que el diámetro disminuye. Debo aclarar que "el tubo" en cuestión es el tiempo. El tiempo que se tiene en el día para vivir, sin estar haciendo otra cosa. Claro, siempre que se tenga en cuenta la frase de Lennon
"la vida es aquello que sucede mientras te empeñas en hacer otros planes",
la afirmación tiene sentido. Tengo que reconocer que son las 11 de la noche y estoy escribiendo a medida que sale, sencillamente.

Es que no es sólo la pega. Osea, haber entrado a trabajar a tiempo completo y todo eso tiene una importancia capital, pero también es otra cosa. Es la celeridad de todo el cuento. Defensa de tesis el cinco de enero, haciendo trabajos temporales mientras tanto. Y mientras la gran mayoría de los profesionales de mi categoría se demoran más o menos un semestre en encontrar "pega estable" y ganan un determinado sueldo en promedio (no pienso entrar en esos datos, jejeje), tardé sólo cuarenta días en lograr esas dos cosas. Bueno, con casi el doble de las monedas que se podían esperar según la estadística.

El 2007 va como avión. A toda velocidad. En realidad, son dos las cosas que quiero dejar consignadas acá. Una, que no puedo dejar de tener esta sensación de reivindicación, de que es la vuelta de mano. La otra, tampoco puedo dejar de tener esta sensación de que, sencillamente, tengo buena estrella. Y eso, en cierto sentido, me asusta. Me alegra, claro, pero también me asusta, porque comienza hacerse necesario ser digno de esa suerte, esa estrella. La mala suerte no dura por siempre, lo que implica que la buena tampoco. Y tengo que tener los pies muy bien puestos sobre la tierra cuando la buena racha se acabe. Bien situado en mi centro. Dueño de mí mismo. Trascendente. Me imagino al personaje de Tom Hanks, John H. Miller, en Saving Private Ryan, diciéndome a mí en vez de a Ryan: "merézcase esto". En eso estoy, Juanito. Believe me.

La vida se hace más inmensa.
La vida agarra vuelo.
La vida tiene mucho, mucho sentido.
La vida se abre camino, Malcolm.

Gracias, tercer planeta.

jueves, marzo 01, 2007

Réplicas, pero de las otras

No hay como un buen round para comenzar marzo como corresponde. Bueno, en realidad, creo que no va a ser un round con todas las de la ley. Una, porque el aikido no me lo permite, y otra, porque mi contrincante no tiene los cojones para presentarse. Así que mejor voy a ponerme a pensar, qué más puedo hacer. Como decía el viejo de campo, "puta, pa' qué voy a llorar pue', mejor me río".

Al que no sepa de qué estoy hablando, fácil. Cosa de darse vuelta por los comentarios de mi entrada anterior. Cosa de leer y comenzar a reír. O eso, o comenzar a llorar. Pobrecito.

Me quedé pensando. Claro, mi primer impulso fue responder alguna suerte de puteada bien nutrida, al estilo del personaje de "Sexo con amor". Luego vino la tentación de suprimir el comentario. Por mala leche. Pero no. Mejor lo dejo. Atestigüen, cibernautas, lo que puede hacer la envidia y el resentimiento en algunas personas. La imposibilidad de tolerar la luz en otro. La incapacidad más absoluta de poder bancarse la idea de que el de al lado sea más feliz.

De hecho, es un fenómeno bastante triste. Ocurre que todas las personas vivimos con el deseo de alcanzar la felicidad, independiente de qué es lo que esa palabra significa para cada uno. Lamentablemente, para algunos la felicidad depende de alcanzar algo que no está al alcance. Por ejemplo, un tipo que cree que va a ser feliz si es millonario, pero resulta que es negado para los negocios. O un tipo que quiere ser querido por todos, cuando eso es prácticamente imposible. Ese tipo de deseo lo termina carcomiendo, si no lo controla. Y pasan cosas como esta. Un pobre y triste infeliz que ocupa su tiempo y su energía, no en buscar su propia felicidad, sino en tratar con todas sus ganas de bajar al de al lado, en tratar a toda costa de eliminar la felicidad del otro. Qué quieren que les diga: triste. Amargo. Esa es tu firma, Sincojones. Amargo amargo amargo.

Y ahí es donde viene la paradoja por antonomasia. Yo sigo aquí, trabajando, componiendo, escribiendo, querido por mis amigos y amado por mi mujer. Y él seguirá por ahí, escribiendo donde sea que pueda
púdrete púdrete púdrete
cuando en realidad el único que se pudre es él. Qué lata. En vez de celebrar la libertad de otros, en vez de contagiarse con las ganas de vivir de otros, trata ilusamente de tarjar lo intarjable. Amargo amargo amargo, Sincojones. Amargo amargo amargo. Yo crezco, tú te encoges. Atina.

Y así con la cosa. No te censuré, prefiero que veas el inexistente éxito que tuvo tu bravata de cuarta categoría. Es más, déjame tomarme un minuto de sarcasmo. Te cuento que soy psicólogo, así que eres bienvenido si quieres mostrar la hilacha nuevamente. Uno de estos días nos juntamos con mis amigos colegas y te estudiamos. Eres un caso de libro. Amargo amargo amargo.

Y yo aquí, muerto de la risa.

jueves, febrero 15, 2007

Termostato

A veces, la gente se enfría a propósito. No es necesario, pero lo hacen.

Y después se quejan.

Leí un artículo en la revista "De mujer a mujer" (no es mi culpa; tenía diarrea y no había nada más) que decía que, según una encuesta que hizo La Tercera en forma telefónica a 400 jetones que no alcanzaron a decir que no,
jajajajajajajaja
más o menos una de cada cinco personas siente deseos de ser más afectiva físicamente, pero se contienen. Para variar, me quedé sacando conclusiones blogueras. Por ejemplo, fui a una entrevista para una pega. Yo pensaba que me iban a tapar en preguntas, pero no. Duró menos que estornudo de gato. Y si algún deseo tenía de leer en las caras la obligatoria pregunta de todo postulante
puta, iré bien o no?
me encontré con cuatro ojos (más bien dos, no miré para el lado mucho) más impenetrables que el Mato Grosso. Negocios y sus vaivenes. No era necesario, pero ocurre igual. Claro, uno termina adaptándose, y hacemos todos lo que no es necesario. Enfriar un poquitito más de la cuenta toda la cosa. Para qué; para poder mantener la asepsia tan deseada a la hora de cosificar las relaciones que es probable que no perduren. Lo más triste es que es bastante lógico.

Pero aún así.

Pregunta para los radioescuchas: se han sorprendido a sí mismos siendo artífices o víctimas de un deplorable exceso de cloro en las relaciones que no son de amistad?
-Sí, pero no me importa
-No, no me he dado cuenta
-Síiiiiiiiii, y qué
-De qué carajos me estás hablando
-Sí, pero mi terapeuta me dice que no tengo que hablar de eso todavía
-Ninguna de las anteriores

Marque con una cruz la alternativa correcta.




P.D. Si te pillé volando bajo y rayaste el monitor con un marcador indeleble, llámame y nos reimos un rato. De ti.

Qué cruel.

domingo, febrero 04, 2007

Réplicas

Mi entrada anterior, a diferencia de bastantes de las anteriores, tuvo un eco. Desde el otro lado del Atlántico, otra isla trajo la gran pregunta. Osea, no era una pregunta. Era más bien un comentario, pero igual, la gran pregunta.

La pregunta que termina todas las preguntas, diría yo.
La pregunta por el sentido de la vida.

Para qué vamos a andar con cuestiones. No tengo idea de qué es el sentido de la vida. Creo que esa pregunta no se respondería ni en siglos, a menos que se pudiera certificar que el último ser humano acaba de expirar y se puede hacer un promedio-compendio-resumen. Cosa que no voy a hacer ahora ni aquí, en parte porque es imposible, y en parte porque tendría que ser el más iluso de la historia de los ilusos para darme esa tremenda lata sin que hayan millones de por medio.

Entonces en qué quedamos, se preguntarán.

Qué quieres que te diga, escorpión de Barcelona. No sé cuál es el sentido de la vida. Lo único que puedo hacer es decir cuándo se siente, cuándo se intuye. Le dejo a la filosofía la tarea de escribir ríos de tinta sobre el "qué".

-Sentido de la vida es lo que sientes cuando ves a un tipo cocinar los tallarines de la misma forma que los cocinaba el abuelo, aunque nunca lo conoció;
-sentido de la vida es lo que se intuye cuando, por más rato que pase, el corazón de la persona con la que acabas de hacer el amor todavía sigue latiendo al mismo ritmo que el tuyo;
-sentido de la vida es cuando mil cien judíos dejan una piedra en la tumba de Oskar Schindler;
-sentido de la vida es cuando la vida misma está tan podrida que sólo despertar duele, pero darte cuenta de que duele implica hipso facto que estás viva (claro, a los muertos no les duele nada), y por lo tanto, sigues teniendo una oportunidad de cambiarlo todo;
-sentido de la vida es lo que ocurre ves una foto de tus padres cuando tenían tu edad;
-sentido de la vida es algo que se siente cuando le dices a cierta persona una palabra, una sola condenada palabra, y mágicamente el dolor de cuello que te jodía desde hace un año comienza a ceder;
-sentido de la vida es cuando el perro callejero que querías echar del barrio te mueve la cola y lo llevas a vivir a tu casa;
-sentido de la vida es cuando despiertas en la mitad de la noche y tu pareja te está acariciando el pelo mientras duerme;
-sentido de la vida es cuando Karol Wojtila visita en la cárcel al hombre que lo baleó;
-sentido de la vida es cuando, en un carrete cualquiera, un amigo te dice por encima de la música: "puta que te he echado de menos, huevón"
-sentido de la vida es cuando te das cuenta de que las estrellas parpadean, pero los planetas no;
-sentido de la vida es cuando peleas con tus padres porque a estas alturas tú ya tienes tu propia versión del cuento (sea el que sea)
-sentido de la vida es cuando lees todo esto aunque no estés de acuerdo con ni una sola pelotudez de las que he escrito...

...en fin.
Podría seguir eternamente.

Y eso, congéneres, le da sentido.

jueves, enero 25, 2007

miércoles, enero 17, 2007

Ocio mental

Me pregunto qué contestaría Jack Bauer si escuchara esa frasecita cliché pseudo-new-age de "vive cada minuto como si fuera el último".




Jajajajajajajajajajajaja


Qué cruel.


domingo, enero 14, 2007

Y... dónde está el músico?


Durante el año 2006 estuve tan concentrado que algunas cosas se quedaron en el tintero. Simple. Tenía tantas cosas que hacer (o mejor aún, que requerían tanto mi atención) que no pude preocuparme de otras que me habría gustado hacer.

El otro día caí en la cuenta de que el año pasado casi no compuse nada. Osea, sí hice algunas cosas, y bastante importantes, pero no la cantidad que hubiera querido. Aparte de una canción, el regalo de la Marce (click aquí) y una pieza para cuarteto de cuerda que aún no he posteado porque me parece que lueguito la voy a reformular, no he hecho nada.

Y así pasó el año bajo la creencia de que estaba pasando por una sequía creativa. Bueno, decía yo, pasa hasta en las mejores familias; mal que mal, no es mi obligación ni algo que me quite el sueño. Ya hice las paces con la música hace un buen rato, no hay ansia ahí.

Pues resulta que me llegó la oportunidad de hacer una pega. Era un proyecto que necesitaba una persona "de mi perfil", jajajaja
(al primer desgraciado que diga "será por la nariz" lo mato)
, así que por esas cosas de la vida estoy metido en el monitoreo humano y musical de un grupo de cabros muy simpáticos. Y adivinen qué. Algunos no sabían qué iban a cantar, y yo salgo con un "pero si podemos hacer una canción para ti". Tate. Se acabó la sequía.

El cuento es que no era sequía creativa, era falta de estimulación. Qué loco cómo cambia la cosa cuando uno cambia la palabra que lo designa. Sequía creativa no es lo mismo que "te falta juntarte con locos de tu especie".

Ojalá que me dure.
Pensándolo bien, no sé si ojalá que me dure.
Tengo sueño.